Mi nombre es Eliazar Luis
Salinas, tengo 33 años hasta el día de hoy; después de haber cursado el
bachillerato en el COBAO 04 del estado de Oaxaca, inicie mis estudios de
teología en el Seminario Pontificio de la Santa Cruz, de la misma ciudad, curse
tres años de la carrera, la cual me gustó demasiado y más por el contacto que
se tiene con las personas de diferentes edades y de diversas comunidades.
Posteriormente inicie los estudios en la licenciatura de psicología, por lo
tanto soy psicólogo de profesión y vocación y la teología ha sido una gran
herramienta en mi formación como persona y como docente.
La idea de ser maestro surge,
porque a la edad de 17 años me invitaron a formar parte de un grupo de jóvenes
católicos de mi localidad y que después con el paso del tiempo fui coordinador
del mismo. Esta posición dentro del grupo me permitió trabajar con infinidad de
jóvenes de diversas comunidades y con una gama de problemas propios de la edad,
esto por un lado, y por el otro, me atraía la forma de vestir, de hablar y de
conducirse del psicólogo del COBAO… a veces me imaginaba dando clases vestido
de camisa y pantalón de vestir en la misma institución en la que estudiaba e
impartiendo asesorías a los alumnos dentro de un cubículo.
Una vez, que termine mis estudios
de licenciatura, me dedique a buscar trabajo, iba a diversos lugares como
empresas, asociaciones y universidades privadas y ninguna de ellas me aceptaba,
la verdad no sé porque, si ni siquiera era objeto de una evaluación. Así, pasó
el primer año de egresado. Para el segundo a inicios del 2009, empecé a cubrir
interinatos a nivel CAM (centros de atención múltiple), en el cual tuve un gran
apoyo por parte de mi esposa, ya que ella es licenciada en educación especial y
me orientaba en esta área que es su objeto de trabajo. Una vez terminado los
interinatos recibí ofertas de trabajo por parte de estas escuelas y trabajo de
forma particular por los padres de mis alumnos, sin embargo, no los acepte,
porque tengo que reconocer que a pesar de que doy el cien en el trabajo, esta
área no me gustaba, no me sentía tranquilo, apasionado… por lo tanto seguí
buscando lo que me llamaba, que era ser docente ya sea a nivel medio superior o
superior. A inicios del 2010, buscando empleo por internet y después de buscar
en infinidad de páginas, me encontré con el subsistema del CSEIIO (colegio
superior para la educación integral, intercultural de Oaxaca), el cual tiene
planteles en distintas comunidades de las ocho regiones del estado; llamé para
pedir informes, me citaron para la entrevista y me evaluaron en el área de
ciencias sociales y con fecha de 16 de febrero del mismo inicie mi docencia en
el BIC N° 22 de San José de las Flores, en la región costa.
En el plantel inicie dando clases de seminario
de investigación, teoría social, historia de México, oferta educativa, entre
otras y para ser sincero mi formación profesional de las dos carreras (teología
y psicología) y la docencia han compaginado muy bien y los contenidos que
imparto no se contraponen en ningún momento con mi formación, sino al contrario
se complementan y me hacen sentir muy agusto cuando imparto clases.
Ya estando en la docencia, pienso
que el ser maestro es una tarea demasiado noble y comprometedora, se trabaja
con personas, con seres humanos que poseen tanto una conciencia individual como
colectiva, cada uno de nuestros alumnos traen consigo historias de vida
completamente diferentes unas de de otras y que sin embargo, convergen en un
salón de clases; el ser maestro implica formar para la vida, se trata de
brindar el mayor numero de herramientas posibles para que los muchachos vayan
mejorando de manera paulatina su calidad de vida. Aparte de lo que he
mencionado, el ser parte del proceso educativo de los estudiantes conlleva a
estar preparado y actualizado en lo que acontece tanto en lo particular como en
lo universal, no se trata de hacer como que uno enseña y ellos como que aprenden… se debe enseñar de
verdad para que ellos aprendan de verdad y modifiquen su conducta.
Siento, que al ser docente, estoy
dejando huella no solo en mis jóvenes, sino también en sus familias, me gusta
estar con ellos y formar parte de su vida, compartir experiencias tanto
positivas como negativas; por estar lejos de mi familia (ellos están a 12 horas
de camino), ellos se han convertido en una gran compañía para mi persona,
generalmente estamos de 7 de la mañana hasta las 7 u 8 de la noche, esto, por
las asesorías de línea de investigación, además de que comemos juntos en la
cocina comunitaria y la mayoría de las veces cenamos en los mismos lugares,
todo esto hace que sienta mi quehacer docente de una manera integral y que no
se limita solo a la institución sino que rebasa y llega a conocer la parte
sensible de mis alumnos y ellos me conocen no solo como maestro sino como
orientador y como amigo.
Por la etapa de desarrollo en la
cual se encuentran los escolares del BIC, el ser maestro de educación media
superior es todo un reto, ya que ellos aparte de venir a clases para prepararse
y hacer una adecuada elección de carrera, tienen otras “cosas” en la cabeza:
están tratando de consolidar su identidad sexual, personal; en la familia no
son tratados como niños pero tampoco como adultos, lo que trae consigo una
despersonalización y una confusión tremenda de los roles que deben de jugar de
ahora en adelante. Además están expuestos a los vicios propios de la edad como
es el alcoholismo, la drogadicción, el vandalismo y a una desenfrenada
actividad sexual que la mayoría de los casos termina en embarazos no deseados y
de forma prematura.
Como orientador, cuando me entero
de que mis alumnas ya están embarazadas y que esto las obliga a abandonar sus
estudios, me invade una gran insatisfacción con mi quehacer docente y me obliga
a cuestionar mi labor, pienso ¿que pudo haber fallado?, ¿Qué faltó? y más por
que la comunidad habla de ellas y de la escuela.
Otra situación que me ha causado
insatisfacción es cuando no logró romper los paradigmas de los jóvenes que
vienen de comunidades lejanas, marginadas y que difícilmente hablan y
comprenden el español, ellos no hablan, han sido formados en escuelas donde los
maestros no llegaban o daban clases dos días a la semana, traen otro ritmo de
trabajo y cuando llegan al bachillerato lo sienten pesado, cansado y esto les provoca la idea de regresarse a
sus comunidades. Pero también he tenido grandes satisfacciones, es una
sensación de felicidad, de alegría, el ver cuando los jóvenes egresan de la
institución, el saber que fui parte de su formación educativa, el verlos sentados
en su último pase de lista me hace pensar y creer que el trabajo vale la pena y
es cuando confirmo mi vocación en la docencia; de igual manera, me alegra el
saber que alguno de ellos quedaron en las universidades o tecnológicos donde
presentaron sus exámenes de admisión y otro tanto se decidió por obtener una
contraprestación en el CONAFE… en fin, esto es parte de mi quehacer docente y
considero que no hay o no existe una confrontación entre mi profesión y mi
docencia, sino todo lo contrario, se complementan en la formación integral y el
desarrollo biopsicosocial y espiritual de mis alumnos.
Mi experiencia como alumno de la especialidad.
Ser alumno de la especialidad me
ha dejado gratas satisfacciones, he aprendido varias cosas y conceptos que
desconocía, he descubierto la importancia que tiene el hecho de planear adecuadamente
las clases, esto con el fin de tener una guía, una estructura en que apoyarme
al momento de impartir e interactuar con los alumnos.
He descubierto nuevas formas de
aprendizaje aun en la distancia, me he dado cuenta que al estar en una especialización
a distancia requiere más actitud que habilidad, ya que querer es poder. Porque
la verdad, no pocos estamos perdidos en el uso de la tecnología, pero eso no
importa cuando se quiere aprender algo nuevo y sobre todo cuando sabemos que es
en beneficio de nuestros estudiantes.
Así mismo, a través de este tipo
de aprendizaje, nos damos cuenta que también es posible socializar a través de
la red, esto tal vez podría llamarse socialización espacial o socialización
web. He conocido personas de distintos perfiles y edades, pero que compartimos
un mismo fin: mantenernos actualizados y en constante movimiento pedagógico.