lunes, 25 de marzo de 2013

Mi confrontación con la docencia.


Mi nombre es Eliazar Luis Salinas, tengo 33 años hasta el día de hoy; después de haber cursado el bachillerato en el COBAO 04 del estado de Oaxaca, inicie mis estudios de teología en el Seminario Pontificio de la Santa Cruz, de la misma ciudad, curse tres años de la carrera, la cual me gustó demasiado y más por el contacto que se tiene con las personas de diferentes edades y de diversas comunidades. Posteriormente inicie los estudios en la licenciatura de psicología, por lo tanto soy psicólogo de profesión y vocación y la teología ha sido una gran herramienta en mi formación como persona y como docente.
La idea de ser maestro surge, porque a la edad de 17 años me invitaron a formar parte de un grupo de jóvenes católicos de mi localidad y que después con el paso del tiempo fui coordinador del mismo. Esta posición dentro del grupo me permitió trabajar con infinidad de jóvenes de diversas comunidades y con una gama de problemas propios de la edad, esto por un lado, y por el otro, me atraía la forma de vestir, de hablar y de conducirse del psicólogo del COBAO… a veces me imaginaba dando clases vestido de camisa y pantalón de vestir en la misma institución en la que estudiaba e impartiendo asesorías a los alumnos dentro de un cubículo.
Una vez, que termine mis estudios de licenciatura, me dedique a buscar trabajo, iba a diversos lugares como empresas, asociaciones y universidades privadas y ninguna de ellas me aceptaba, la verdad no sé porque, si ni siquiera era objeto de una evaluación. Así, pasó el primer año de egresado. Para el segundo a inicios del 2009, empecé a cubrir interinatos a nivel CAM (centros de atención múltiple), en el cual tuve un gran apoyo por parte de mi esposa, ya que ella es licenciada en educación especial y me orientaba en esta área que es su objeto de trabajo. Una vez terminado los interinatos recibí ofertas de trabajo por parte de estas escuelas y trabajo de forma particular por los padres de mis alumnos, sin embargo, no los acepte, porque tengo que reconocer que a pesar de que doy el cien en el trabajo, esta área no me gustaba, no me sentía tranquilo, apasionado… por lo tanto seguí buscando lo que me llamaba, que era ser docente ya sea a nivel medio superior o superior. A inicios del 2010, buscando empleo por internet y después de buscar en infinidad de páginas, me encontré con el subsistema del CSEIIO (colegio superior para la educación integral, intercultural de Oaxaca), el cual tiene planteles en distintas comunidades de las ocho regiones del estado; llamé para pedir informes, me citaron para la entrevista y me evaluaron en el área de ciencias sociales y con fecha de 16 de febrero del mismo inicie mi docencia en el BIC N° 22 de San José de las Flores, en la región costa.

 En el plantel inicie dando clases de seminario de investigación, teoría social, historia de México, oferta educativa, entre otras y para ser sincero mi formación profesional de las dos carreras (teología y psicología) y la docencia han compaginado muy bien y los contenidos que imparto no se contraponen en ningún momento con mi formación, sino al contrario se complementan y me hacen sentir muy agusto cuando imparto clases.
Ya estando en la docencia, pienso que el ser maestro es una tarea demasiado noble y comprometedora, se trabaja con personas, con seres humanos que poseen tanto una conciencia individual como colectiva, cada uno de nuestros alumnos traen consigo historias de vida completamente diferentes unas de de otras y que sin embargo, convergen en un salón de clases; el ser maestro implica formar para la vida, se trata de brindar el mayor numero de herramientas posibles para que los muchachos vayan mejorando de manera paulatina su calidad de vida. Aparte de lo que he mencionado, el ser parte del proceso educativo de los estudiantes conlleva a estar preparado y actualizado en lo que acontece tanto en lo particular como en lo universal, no se trata de hacer como que uno enseña y  ellos como que aprenden… se debe enseñar de verdad para que ellos aprendan de verdad y modifiquen su conducta.
Siento, que al ser docente, estoy dejando huella no solo en mis jóvenes, sino también en sus familias, me gusta estar con ellos y formar parte de su vida, compartir experiencias tanto positivas como negativas; por estar lejos de mi familia (ellos están a 12 horas de camino), ellos se han convertido en una gran compañía para mi persona, generalmente estamos de 7 de la mañana hasta las 7 u 8 de la noche, esto, por las asesorías de línea de investigación, además de que comemos juntos en la cocina comunitaria y la mayoría de las veces cenamos en los mismos lugares, todo esto hace que sienta mi quehacer docente de una manera integral y que no se limita solo a la institución sino que rebasa y llega a conocer la parte sensible de mis alumnos y ellos me conocen no solo como maestro sino como orientador y como amigo.
Por la etapa de desarrollo en la cual se encuentran los escolares del BIC, el ser maestro de educación media superior es todo un reto, ya que ellos aparte de venir a clases para prepararse y hacer una adecuada elección de carrera, tienen otras “cosas” en la cabeza: están tratando de consolidar su identidad sexual, personal; en la familia no son tratados como niños pero tampoco como adultos, lo que trae consigo una despersonalización y una confusión tremenda de los roles que deben de jugar de ahora en adelante. Además están expuestos a los vicios propios de la edad como es el alcoholismo, la drogadicción, el vandalismo y a una desenfrenada actividad sexual que la mayoría de los casos termina en embarazos no deseados y de forma prematura.
Como orientador, cuando me entero de que mis alumnas ya están embarazadas y que esto las obliga a abandonar sus estudios, me invade una gran insatisfacción con mi quehacer docente y me obliga a cuestionar mi labor, pienso ¿que pudo haber fallado?, ¿Qué faltó? y más por que la comunidad habla de ellas y de la escuela.
Otra situación que me ha causado insatisfacción es cuando no logró romper los paradigmas de los jóvenes que vienen de comunidades lejanas, marginadas y que difícilmente hablan y comprenden el español, ellos no hablan, han sido formados en escuelas donde los maestros no llegaban o daban clases dos días a la semana, traen otro ritmo de trabajo y cuando llegan al bachillerato lo sienten pesado, cansado  y esto les provoca la idea de regresarse a sus comunidades. Pero también he tenido grandes satisfacciones, es una sensación de felicidad, de alegría, el ver cuando los jóvenes egresan de la institución, el saber que fui parte de su formación educativa, el verlos sentados en su último pase de lista me hace pensar y creer que el trabajo vale la pena y es cuando confirmo mi vocación en la docencia; de igual manera, me alegra el saber que alguno de ellos quedaron en las universidades o tecnológicos donde presentaron sus exámenes de admisión y otro tanto se decidió por obtener una contraprestación en el CONAFE… en fin, esto es parte de mi quehacer docente y considero que no hay o no existe una confrontación entre mi profesión y mi docencia, sino todo lo contrario, se complementan en la formación integral y el desarrollo biopsicosocial y espiritual de mis alumnos.
Mi experiencia como alumno de la especialidad.
Ser alumno de la especialidad me ha dejado gratas satisfacciones, he aprendido varias cosas y conceptos que desconocía, he descubierto la importancia que tiene el hecho de planear adecuadamente las clases, esto con el fin de tener una guía, una estructura en que apoyarme al momento de impartir e interactuar con los alumnos.
He descubierto nuevas formas de aprendizaje aun en la distancia, me he dado cuenta que al estar en una especialización a distancia requiere más actitud que habilidad, ya que querer es poder. Porque la verdad, no pocos estamos perdidos en el uso de la tecnología, pero eso no importa cuando se quiere aprender algo nuevo y sobre todo cuando sabemos que es en beneficio de nuestros estudiantes.
Así mismo, a través de este tipo de aprendizaje, nos damos cuenta que también es posible socializar a través de la red, esto tal vez podría llamarse socialización espacial o socialización web. He conocido personas de distintos perfiles y edades, pero que compartimos un mismo fin: mantenernos actualizados y en constante movimiento pedagógico.

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